Oportunidades y peligros de la comunicación 2.0

La comunicación 2.0 ha trastocado las bases de la “Era de la información” ancladas en las relaciones de poder y en el control económico, político-ideológico donde la publicidad ejerce un papel protagonista. La consolidación de nuevos canales de comunicación puede permitir una consolidación más masiva, pero a la vez más personalizada. Digamos que Internet en su infinitud permite a cada uno leer o recibir la información que quiera, de una forma personalizada y por ende menos estipulada que la información que se puede recibir a través de otros medios como la televisión. Pero los medios de comunicación convencionales se han asegurado de mantener unas fuertes bases de control en la ciudadanía, de forma que si bien Internet muestra claramente un pequeño atisbo de apertura a la crítica, difícilmente ésta podrá influir en el sistema político-económico y social y trastocar las sólidas bases de control. Sí bien no existe una libertad de expresión y los gobiernos de los estados controlan de la manera más detallada posible comentarios en las redes sociales -con el fin de realizar detenciones en los casos de comentarios radicales que podrían tener muchos “me gusta”; otros países simplemente vetan los contenidos y mantienen un férreo control sobre la red dentro de sus fronteras-. Como punto a favor, estamos frente una nueva y potente fuente de financiación. Como punto negativo, grupos radicales utilizan la red para captar adeptos -radicales religiosos o políticos (neonazis-fundamentalistas), etc.-. La ciudadanía está acostumbrada a que los medios de comunicación hayan redirigido sus opiniones -junto con otros agentes socializadores- y sus visiones, de forma que gran parte de la población es acrítica -sino ha educado esta faceta del pensamiento-. De tal forma, igual que uno se cree la noticia que le ofrece un determinado periódico o una determinada cadena de televisión, en Internet con un trato personalizado, esta influencia negativa condicionada por la vulnerabilidad del internauta puede ser problemática. Por otro lado, Internet diversifica las opiniones, y da pie a una fuerte crítica política y social -caso “Ciutat morta”-; pero el descontrol que provoca su magnitud de información ofrece mucha información falsa, poco contrastada, o faltada de fuentes fiables o bien citadas. Hemos de tener en cuenta que venimos de unas -largas- décadas en que la industria cultural y los medios de comunicación -televisión, cine, prensa, música, etc.- han configurado nuestros referentes culturales y han condicionado nuestra manera de pensar, observar y actuar -consolidándose así como potentes agentes socializadores y educadores-. Ahora Internet entra en este grupo de agentes pero su magnitud inabarcable genera que otras formas de opinión alternativa tengan su pequeño espacio donde proferir sus críticas y opiniones. Sigue existiendo una fuerte hegemonía de control social. Se puede observar en los últimos años en las sociedades occidentales un proceso de concentración mediática -cada vez más concentrado por medio de fusiones, alianzas y pactos de colaboración (aunque se trata de una tendencia que afecta al tejido empresarial, bancario y público, es decir, general en la economía -para hacerse más grande hay que aliarse-; y esto ciertamente puede aumentar el control mediático)-. Podemos observar en el mapa mediático guerras empresariales en el caso de la informática -Microsoft y Apple- en el ámbito de Internet existen gigantes como Google, Facebook o Youtube -que se compran, se venden los unos a los otros, se fusionan y tienen relaciones sexuales de las que nacen nuevos herederos de una parte de la red, que hoy es el pastel de las comunicaciones, de la información y del conocimiento- que buscan seguir creciendo e imprimen su propia censura y la censura de los estados.